Los Ajin han demostrado tener la habilidad de al gritar crear una zona de parálisis muscular, en un rango determinado.
Aunque este es muy efectivo como defensa personal o simple distracción para huir, puede ser fácilmente evitado usando unos simples tapones para oidos.
Si la persona no sabe que quien ejecuta el grito es un Ajin o es un ser apreciado por este, no funciona en él o su efectividad disminuye.
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